Cuando allá por el 2008 sonaron los primeros tambores de crisis del otro lado
del Atlántico, el ciudadano medio europeo comenzaba a barruntarse que sería a
él, al final, a quien le acabarían zumbando los oidos.
En España, acostumbrados siempre a bailar con
la más fea del continente (frau Merkel), nos resignamos a la otitis convencidos,
por la experiencia de recesiones anteriores, de que sería un dolor más o menos
duradero pero, a la larga, remediable. Lo que ninguno de nosotros remotamente
imaginaba era que el único tratamiento a aplicar iba a ser la amputación de
orejas costeado, además, íntegramente por el propio enfermo.
En esas estamos cuatro años después, casi
sordos y aún más pobres: el peso económico mayor del recorte del déficit, vía
aumento de impuestos, de desempleo y disminución de prestaciones sociales, ha
recaído en la clase media, con el consiguiente aplanamiento de este importante
estrato que está quedando reducido a su mínima expresión. A la par de la
economía, se han recortado sin miramientos ni consenso derechos políticos y
sociales dejando el concepto de ciudadanía (ciudadano medio = medio ciudadano)
cuadriculado y tirado por los suelos.
Y así me siento yo ahora, APLANADO,
CUADRICULADO y POR LOS SUELOS, como un auténtico FELPUDO sobre el que paran, se
limpian y ensucian aquellos cuatro que poseen el privilegio de colocarnos al
resto al pie de la puerta que mejor les conviene:
- Y pasan políticos y tecnócratas
franco-alemanes, a la caza de votos y cargos en las elecciones de sus
respectivos países, y aprietan a sus homólogos españoles para que nos
estrangulen un poco más.
- Y, a su estela, desfilan tecnócratas y
políticos españoles, a la caza de votos y cargos en las últimas elecciones
celebradas, y mienten en sus programas asegurando no tocar derechos sociales y
laborales que luego acaban desmantelando.
- Y, de su mano, atraviesan la mujer de
Aznar, los hijos de Chaves, el marido de la Cospedal y todos aquellos familiares
de políticos y tecnócratas que, salvo la prima de Riesgo, acaban siempre bien
colocados en un país que no genera empleo.
- Y, con el mismo descaro y despilfarro de
sueldos, gastos de representación y pensiones vitalicias de siempre, los
rectores del mundo bancario y empresarial siguen transitando sobre nuestras
miserias como elefantes por cacharrería.
- Y, gracias a dios, siempre quedará algún
cacharro que romper con nuestro rey (y posibles sucesores en prácticas) velando
a tiro limpio porque no haya exceso de elefantes durante la procesión..
Señores integrantes del desfile: Límpiense
los pies todos ustedes a su completa satisfacción donde nos han tendido a los
demás pero después no se sorprendan si, al abrir la puerta, del otro lado ya no
queda nada (ni miedo, ni respeto, ni reglas del juego) y puede acontecerles
cualquier contrariedad, incluso la de la rebelión de sus felpudos.
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