miércoles, 11 de abril de 2012

MI PRIMERA VEZ (versión masculina)

     Todos los años, más o menos por estos días en que los pajaritos cantan y las nubes se levantan (aunque 2012 ande escaso de nubes y pájaros, salvo en ámbitos financieros), me entra el pronto nostálgico y acabo transitando por vericuetos mentales que me devuelven a mi más tierna infancia.Y, en uno de sus rincones, inesperadamente, aparece el día de mi primera (y casi última) comunión.
      Este recuerdo no surge asociado a ninguna decisión personal (yo que sabía) o paternal (porque ellos sí que sabían). Entonces uno hacía la comunión como el servicio militar obligatorio, al alcanzar la edad correspondiente se activaba el mecanismo. En el caso que me ocupa el proceso era más sencillo y, una vez superados los tres o treinta meses de catequesis, comenzaba la parte de la historia que nos gustaba a los niños: la de escoger el traje y el lugar de la celebración.
      En cuanto al traje, la elección no era, sobre todo para los chicos, nada complicada, porque se reducía a dos uniformes:
- el de chaqueta azul y pantalón blanco, de marinero o almirante según el número de botones y entorchados que pudiera alcanzar el poder adquisitivo del padre del infante (de marina).
- el de chaqueta marrón oscuro y pantalón beige, de los soldados de tierra, con algún que otro escudo estratégicamente situado para intentar disimular que era bastante más soso y barato que el anterior.
      No sé si por mi congénita aversión al agua o por sutil persuasión interesada de mis padres, pero el caso es que me decidí por el segundo y, días más tarde, las palabras del sacerdote que ofició la ceremonia me pillaron de marrón.
      En relación a la celebración, mis padres optaron por la comodidad y, en lugar de desplazarnos al lejano salón de banquetes al que casi todos acudían para conmemorar la ocasión, eligieron otro que pillaba bastante más cerca de casa, el salón-comedor de la misma donde, como pudimos, nos acomodamos para festejar y rematar la jornada.
      Y, con lo sencillo y modesto que fue todo, no debió de salir tan mal cuando años después, más o menos por estos días en que los pajaritos cantan y las nubes se levantan (aunque 2012 ande escaso de nubes y pájaros, salvo en ámbitos financieros) me entra el pronto nostálgico y acabo transitando por vericuetos mentales que me devuelven a mi más tierna infancia. Y, en uno de sus rincones...

     Si no confías en tu memoria o en la de tu hijo podemos ofrecerte una solución: RECORDATORIOS E INVITACIONES PERSONALIZADOS EN UN SOPORTE ORIGINAL...
Invitación de Comunión con títere personalizado en un barco
de papel. El títere se puede personalizar. También el texto.
Hecha totalmente a mano.

Texto de la invitación. En el reverso de la invitación se puede
añadir foto de comunión y plano de iglesia y restaurante.

Detaller del títere de dedo. La invitación es totalmente artesanal
y personalizada. Puedes incluir un acróstico con el nombre del niño
 en el reverso del barco. Consultar precios del acróstico.

Si quieres estas invitaciones tan divertidas y personalizadas puedes pedirlas en el mail de regalanteria: regalanteria@gmail.com.

Precio de las invitaciones y recordatorios:
De 1 a 10 invitaciones - 2,30 € / unidad.
De 10 a 20 invitaciones - 2,20 € / unidad.
A partir de 20 invitaciones - 2,10 €/unidad.
Más de 50 invitaciones - Consultar promociones.

El títere de dedo se personaliza según el niño de comunión y además podemos diseñar un cartel para el evento con un poema totalmente dedicado. Pídenos presupuesto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario